jueves, febrero 28, 2013

DESAPARECIDA



        Esa pérdida de la fe, la inocencia que se fue en trazos que justo en este momento definen su futuro, y se ha de notificar Desaparecida. ¿Desaparecida de dónde? quizás usted amigo lector al ver este trabajo (individual) gráfico-urbano, de la Diseñadora Gráfico Faride Mereb, se encontrará en la bifurcación de sentidos y sentimientos yuxtapuestos, partiendo de que su origen (a juicio personal) desconocemos, más no implica forjar un criterio como transeúnte. No obstante, la pérdida de la identidad se hace una retórica en esta propuesta, el cual nos hace formular las siguientes preguntas:

¿Desaparecida su infancia?
¿Desaparecida de sus primeros recuerdos?
¿Desaparecida al desapego del ego?

Henri Laborit en su libro La Paloma Asesinada señala respecto:

                “La memoria a largo plazo es necesaria para saber que una situación ya ha sido experimentada como agradable o desagradable y para aquello que se ha convenido en llamar un afecto pueda, en consecuencia, desencadenarse mediante su aparición o por cualesquiera situación que a priori no sea posible clasificar en uno u otro tipo de los precedentes como consecuencia de un déficit información al respecto al mismo.”

     Quizás podamos emplear la palabra “Memoria” para referirnos a la propuesta gráfico-urbano Desaparecida de la Diseñadora Faride Mereb, tomando en cuenta que muchas veces carecemos de una “memoria” para recordar.

      Fácilmente hace un reclamo a su niñez, esa pequeña que creció y aun crece, busca entre todos los citadinos que la identifiquen, quizás por bendiciones hagan saber que ha crecido en medio de soledades y desapegos o simplemente parte del carácter contestatario de decir, ¡Aquí estoy! esa Desaparecida creció y es lo que ves. 

    La descontextualización del mensaje quizás deja algo implícito, cualquiera de nosotros puede ser un desaparecido hasta que te encuentres, a menos que sea tarde y necesite que otro te reconozca y no sean los que forjaron tu infancia, ni aquellas cosas que olvidas al paso del tiempo, todo gira en dirección contraria a las manillas del reloj. Conjuguemos el verbo:

 Desaparecer
Yo Desaparezco
Tu desapareces
El Desaparece
Ella Desaparece
Nosotros desaparecemos
Ellos Desaparecen

                Todos somos invisibles para bien o para mal. Ahora cabe la pregunta ¿Ella se “encontró” consigo misma? pero ¿Hacia dónde van sus pasos? Sólo ella lo sabe. Hasta que vuelva a desaparecer. Y será así hasta que la memoria haga estragos o seamos los últimos en reconocernos.

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