GATITA

Cada mañana es lo mismo roce, roce y mas roce, sea de piel, perfumes, miradas y hasta de sueños. Todo es un acercamiento involuntario del cuerpo. No es fácil mantenerse en pie cuando una chica juega con tu mirada , el insomnio y tu tranquilidad. Para ella su mundo era a oscuras -Tras sus lentes de sol- nadie te veía, solamente percibes el calor y la estática de mi cuerpo. No entendí porque llevaba su cuerpo hacia mi cintura, bajaba y subía suavemente los dedos al compás de su respiración. El tubo donde sostenía sus manos y la postura de impaciencia paso a ser el cuerpo perfecto para deslizarse entre mis piernas y frotar su cola como suelen hacer los gatos para acicalarle la espalda una y otra vez. Era una pequeña gatita de cabello negro y un cuerpo para abrazar y sentir que su aroma formaba parte de mi y yo era su dueño.

Por momentos la quise abrazar (no lo niego) pues su postura daba justo a mi cintura, sabía que estaba paralizado por su danza corporal, esos gestos que muy pocos saben distinguir; miraba de reojo. No podía estar mas en pie. -suspiro-. De momento hincó su codo levemente en un costado de mi cuerpo y así lo mantuvo por 10 largos minutos que parecieron eternos, su tortura era placer que recorría por mi venas. Quise platicar con ella pero supe que era redundante, ya habíamos entablado una conversacion de 35 minutos llenos de secretos, paisajes y caricias mudas.

No supe en que momento dejo de subir y bajar personas al colectivo, pues decidí sentarme y verte a lo lejos, no mas de 25 centímetros de tu cuerpo, cada movimiento se grababa en mi memoria. Me odie, porque sentí tu mirada buscarme entre hombros y hombres que no daban con tus lengujes....

Supe de mí, cuando ví marchar tu cuerpo dando pasos firmes y tus cabellos revoloteando alrededor de tu rostro. De tu parte, dejaste de acicalar esta alma triste, arañando 5 días de infortunada vida y maullando un poco de cariño.