- De tantas andanzas terminé sentado frente a una tarde. Desde lo alto del mango veo dos niños guindarse de una rama. Comen su fruto y hechan las pepas al vacío. Mis ojos siguen la caida de aquellas pepas. Aún recuerdo lo que dijo aquella tarde antes de saltar.
- Ese maldito Jazz marea mi cuerpo. Nunca antes me hizo falta tanto una mujer para desnudarla en una tarde de lluvia. Solo y con una botella a mi lado. Y el Jazz que me incita a buscar los recuerdos en lo más blanco del ojo.
- Cuando me pides compañía trato de ser comprensible mirándote a los ojos, acepto la invitación de un café. Te sientes tranquilo cruzando tu suerte. Necesitas un cigarrillo para distrarer los nervios. Ella no se acercará al menos que la abrazes. Mirando en tus ojos el último pésame.
7 comentarios:
que buen escrito.
el jazz, el laxante perfecto.
chaca mi blog
http://icualplace.blogspot.com/
GenryM.
"Ella no se acercará al menos que la abrazes"
Ese el asunto, ¿verdad?, ¿qué pasa si no le gusta el abrazo, si te rechaza etc.? Buen escrito pana y como siempre me sorprende que en tan corto espacio puedas escribir con tanta contundencia.
Laxantes...
Me imaginé una sonrisa nostálgica, esas que son a medio hacer.
Saluditos.
Escribes bastante lindo!
Pero lo de las pepas de mango esta fantastico, me recuerdo de mi infancia.. y quien no subio a un arbol de mango a comer sus frutos desde sus ramas?...
clau.
... y que dijo la pepa al caer???
Que difícil es hacer una acción cuando están los malditos nervios de por medio…!!!
Escribes bien…!!
Naar
www.enlosubterraneo.blogspot.com
No he podido lee lo de ayer, pero prometo hacerlo. Prometo también finalizar tu historia.
Saludos.
John Manuel
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